¿Es el género una parte inherente de los seres humanos?
Los seres humanos nacemos con un sexo, este es determinado por medio de un conjunto
de particularidades biológicas que lo denominan y caracterizan, técnicamente la especie
humana se divide en dos fracciones diferenciadas por la fisiología; masculina y femenina
, pero ¿es el sexo algo que determina el comportamiento de cada individuo? la respuesta
es simple, hay quienes carecen de una vasta formación en el tema, por lo que tienden a
ligar al sexo con los conceptos y
a las hoy llamadas heteronormas
patriarcales, que pretenden
fáticamente regular el
comportamiento y la “ética” del
sapiens, dichas reglas son
validadas y apeladas por una
población que se encuentra
abnegada a una cosmovisión
poco justa y desigualitaria.
¿Acaso la cultura es la responsable de mantener y prolongar estas ideas? Se puede decir
que el conocimiento colectivo que se nos es trasmitido por nuestros padres y por los
sistemas sociales en los que habitamos, es el responsable de fabricar , naturalizar y
normalizar los roles en el género que han prevalecidos hasta el día de hoy, y aunque no
se sabe con certeza como se implantaron en la estructura social, los esfuerzos por redimir
estas neolíticas reglas siguen en aumento, en Latinoamérica nos vemos asechados por la
práctica de un machismo fomentado de manera subliminal, la socialización, remarcando
lo ya mencionado, ha sido la vía trasmisora de un pensamiento sembrado por la tradición
moral y religiosa, que germina en el comportamiento de todos sin importar el sexo con
que se haya nacido, y cosecha el fruto del menosprecio, la agresión y la invasión hacia
las mujeres quienes han sido las mayormente embaucadas por esta filosofía.
En el mismo sentido ¿cuáles son los roles que la sociedad ha asignado a cada uno de
acuerdo a su sexo? Estos roles se denotan desde el nacimiento de cada persona, los padres
ensimismados en lo habitual y la costumbre, compran ropa, juguetes y demás suplementos
que requiere un bebe, conforme a su sexo, esto especialmente en la selección minuciosa
de colores que representan y simbolizan su condición como hombre o mujer, aunque adjudicar el color con que se debe diferenciar ambos sexos no es el estereotipo más
grande, este puede ser el punto de partida de uno de los problemas de mayor relevancia
con respecto al género y la desigualdad, de la misma forma en la que la sociedad pone a
la mujer en el papel de frágil, sensible y subyugada, lo hace la significancia del color rosa
con que se le alude, igualmente sucede con el hombre y el uso de colores que codifican
la postura de un ser fuerte, valiente y líder, dejando de lado el fragmento emocional y
humano. Es inteligible pensar que un color pueda definirte.
Existen otros tipos de cánones en los cuales se ha enfrascado al género femenino, en su
mayoría estos se rigen por la política sexual del patriarcado, como se suele llamar
habitualmente al sistema dominado por el género masculino, bajo este régimen la mujer
tiene la misión de cumplir con los requerimientos de la casa y del hombre, un ejemplo
claro de esta cultura es el puesto que ocupa la figura masculina en la constitución familiar,
es el hombre, el “jefe”, “mandatario” y “propietario del hogar” y de quienes lo componen,
sometiendo de esta manera a las mujeres. Durante siglos la mujer se ha visto envuelta en
la mística religiosa, donde prevalece el discurso debatible de inferioridad hacia el género,
esta visión generalizada en la teología, no solo judeocristiana, ha dado paso a la
justificación de actos que atentan en contra de la integridad y la contribución existencial,
sociológica y biológica que desempeñan como género.
La emancipación del género femenino ha tomado auge en las últimas décadas, hoy la
mujer es consciente de su valor, de sus capacidades y del papel que desempeña, no solo
biológicamente, sino social y económicamente en los distintos ámbitos concertados por
los seres humanos. Por otro lado, el fragmento masculino, hoy se enfrenta al reto de
reivindicar los conceptos y roles a los que se ha visto sometido, las nuevas masculinidades
son ideales surgidos en el presente siglo, y aunque están presentes en los discursos que
van en contra de la desigualdad genérica, aún falta mucho por estructurar y reafirmar en
un sistema que ha sido liderado en mayoría, sino es que, en su totalidad, es por el
pensamiento machista.
"La igualdad es un paradigma que se va resolviendo a través de acciones cambiantes que
busca discernir los daños causados por la concepción impropia e inadecuada del género".
Elaborado por Denilson Josué Peralta Calderón
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