Título: Ratatouille

Año: 2007

Director: Brad Bird

Guion: Brad Bird

Actores de doblaje: 
  • Patton Oswalt (Remy)
  • Ian Holm (Skinner)
  • Lou Romano (Alfredo Linguini)
Productora: Pixar Animation Studios

¿Cualquiera puede cocinar?

Doblaje wiki

Hace 15 años, Pixar estrenaba uno de sus últimos grandes clásicos de animación, uno del que estoy seguro, muchos de ustedes vieron de infantes y ahora lo recuerdan con nostalgia. Considerada por muchos como la mejor película de Pixar, Ratatouille es la segunda colaboración de Brad Bird con este estudio de animación. Es importante entender la adición del director al proceso de elaboración de la cinta, pues se trata del director de otros clásicos animados como ‘‘Los increíbles’’ y “El gigante de hierro”, películas cuyo tono en común destaca por abordar temáticas adultas y agregar realismo a mundos o situaciones que en nuestra vida diaria no tendrían sentido. La magia de Brad Bird es crear realismo en la fantasía, verosimilitud en lo irreal. En este caso, ¿Qué pasaría si una rata inmunda pudiera cocinar?.

Pero, no nos adelantemos… Ratatouille trata sobre una rata simpática llamada Remy, quien tiene un envidiable talento para detectar olores y distinguir sabores. Nuestro protagonista no solamente osa de talento, pues su ambición le hace destacar como miembro de su clan y le genera el deseo de ser un chef. Todo cambiará para Remy cuando visite París y conozca a un lavaplatos llamado Linguini, con quien se sumergirá en el arte culinario para descubrir si la frase de Gusteau de ‘’Cualquiera puede cocinar’’es tan genuina como su don ¿Es suficiente el talento para destacar en una disciplina?.

La película en aspectos técnicos es impecable; La animación es de buen presupuesto como ya el estudio nos tiene acostumbrados, y eso que la cinta es de 2007. La fotografía de la película (sí, las películas animadas también tienen fotografía) se distingue por algunos planos generales que te enamoran de la capital francesa. Por otra parte, se utilizan muchos planos nadires y contrapicados para engrandecer a los humanos, esto con la intención de crear la sensación de pequeñez en el espectador y hacer que veamos lo que la rata ve. También hay una variedad de tomas de distintos ángulos que abren el espacio de la cocina y otros lugares cerrados, además, estos planos diversifican el montaje de la película y básicamente hace que no nos aburramos.

Hablando de montaje, la edición de la película utiliza muchos cortes para hacer llevaderas las escenas. En cuanto a narrativa, hay como 3 recopilaciones de escenas que nos explican el paso del tiempo en el que transcurre la cinta, lo que nos ahorra el excesivo uso de la voz en off, que en mi opinión, sobra en esta película. El orden cronológico de escenas nos hace sentir que siempre está sucediendo algo, ya que el filme goza de situaciones hilarantes así como de serias todo el tiempo, no hay momentos para aburrirse y es claro que el resto de personajes secundarios rebosan de carisma. Si bien el guion a nivel trama es bastante bueno, me esmero en destacar todo el trabajo de edición de la película que a mi parecer, es lo que hace a la película completa.

En cuanto al arco de personaje que tienen Remy y Linguini dentro de la cinta, es necesario indagar más allá de sus aprendizajes, pues el mensaje de la película parte de estos personajes. Remy, por un lado, posee todo el talento y entusiasmo necesario para ser el nuevo Gusteau del arte culinario, pero está claro que su condición inhumana lo limita a ser un genio dentro de un gorro de chef controlando a un humano. Casi como un cliché infaltable, el padre de Remy no está de acuerdo con sus sueños, pues su mayor preocupación es que su hijo no pueda encajar en un mundo tan diferente al suyo. A Remy le toca demostrar que cualquiera puede cocinar sin importar su condición, pero está claro que tener mejor olfato y gusto no basta en una disciplina llena de parámetros y requisitos.

Paralelamente, tenemos a Linguini, quien básicamente es un perdedor con talento a los ojos de quienes le rodean. Linguini no es apto para ser chef, ni siquiera sabe ser líder por lo que pensar en él como el heredero del restaurante es alocado. No obstante, Linguini tiene mucha intencionalidad. Realmente quiere su trabajo de chef y pretende ser algo más que un lavaplatos, pues el entusiasmo que comparte con Remy lo impulsa a practicar nuevas recetas, idear otras formas de hacer el restaurante crecer y mantener esta farsa de buen cocinero talentoso. Pero, tras un golpe de realidad, este personaje tendrá que aceptar que no puede cocinar.

Cuando finalmente la película decide separar estas dos tesis en el tercer acto, nos enteramos del valor de Remy y Linguini para la cocina, y como realmente hay una oportunidad para el más diferente y el mayor incompetente. Anton Ego, un crítico prestigioso, decide visitar después de muchos años el restaurante de Gusteau con el objetivo de descubrir que hay detrás de su resurgir y con claras intenciones de juzgar sin piedad los platillos del chef. La mítica escena de Ego probando el Ratatouille es excelente por dos razones: la primera porque hace alusión al amor por el arte y la segunda porque responde a la pregunta central de la cinta ¿Cualquiera puede cocinar?.

El amor por el arte nace del sentimiento que Remy le genera a Ego con su platillo. No es solo que el Ratatouille sepa bien, es que el resultado refleja la pasión que la rata tiene por la cocina. Ésta necesidad de impregnar los sentimientos en la obra, es el común que tienen la madre de Ego y Remy, pues la clave es transmitir. Tampoco es casualidad que para esta última escena, veamos a Remy cocinando por primera vez sin ayuda de Linguini, pues ese Ratatouille es el momento decisivo en que él y la crítica se enfrentarán para confirmar si en efecto, Remy tiene el don. Remy no solo sabe cocinar, también sabe transmitir.

A Ratatouille, no le satisface ser solo una película con calidad técnica y de escritura, va más allá. El destino que busca la cinta en todo momento es el de tocar nuestros corazones y hacernos reflexionar en ese profundo mensaje. Cuando Ego se entera que el grandioso chef no ha sido más que un roedor, entiende que no todos podemos cocinar, pero que aquellos prototipos perfectos y llenos de don pueden venir de cualquier lado. Así es, ser el mejor implica tener algo que el resto no tiene, pero no significa que no pueda ser cualquiera de nosotros.

Algo que me encanta es que este discurso no desmerita el trabajo de Linguini, pues como ya entendimos, lo importante no es ser perfecto sino transmitir. Para esto quiero poner de ejemplo una escena que me encantó, y ocurre cuando Collette le cuenta a Linguini el oscuro pasado de cada miembro del equipo en la cocina. Hay cocineros que vienen de prisión, otros de hacer apuestas clandestinas, y algunos de huir de casa y vagar en las calles. Collette alega que todos cumplen excelentemente una gran función sin importar de donde vienen, y que el motivo por el cual su origen no interesa, es porque ellos son más que solo chefs. El valor del artista nunca está en su obra ni en su posición, sino en su capacidad de demostrar pasión y humanidad. A todos nosotros, no basta con ser talentosos o no serlo, basta con hacer las cosas con amor.

Por: Anthony Linarte

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