La poetista del sufrimiento
Título: Antología de Gabriela Mistral
Autor: Gabriela Mistral
Selección y nota introductoria: Elena Nascimento
Editorial: EDUCA, 2 ed. San José, C. R. 1995.
Cantidad de páginas: 154 pág.
Género: Literatura
Sub género: Poesía
LA POETISTA DEL SUFRIMIENTO
De las manos de Gabriela Mistral crecieron como enredaderas las rimas, las rondas y la poesía que contempla no solo el sentir de la América andina, cómo lo refería ella, sino el palpitar de los corazones abatidos, de la inocencia y el clamor del sufrimiento.
El sentimiento que vivió desde su niñez fue de color ocre, desde que fue abandona por su padre y tuvo que padecer los desdenes de la pobreza, de su padre aprendió el arte de la improvisación de los versos y la fragua de su desaire nunca se alejó de su memoria; tiempo después volvió a padecer bajo las redes de este ensueño, con el palpitar de su corazón enamorado y que nunca correspondieron, con un amor imposible de complacer y con la muerte que intervino en sus relaciones y las imposibilitó por medio del suicidio, el suicidio de sus amantes.
¿Fue acaso está pasión febril el motivo de su primer poemario “Desolación”? el título de su obra mas reconocida donde se encuentran plasmados sus poemas más oscuros, que evocan a la muerte y el miedo, y que en su primera edición clama al perdón de sus lectores, por escribir tales versos fatalistas:
“Dios me perdone este libro amargo y los hombres que sienten la vida como dulzura me lo perdonen también”
“En estos cien poemas queda sangrando un pasado doloroso, en el cual la canción se ensangrentó para aliviarse…”
Dentro de la sección titulada “Dolor”, que está dedicada “A su sombra”, incluye los famosos “Sonetos de la muerte”, de igual forma también se puede apreciar la composición humanista de sus letras en poemas como “Interrogaciones” o “El ruego” que alimentan la leyenda de su único y trágico amor.
Pero la Mistral no solo fue y sigue siendo la mujer que trasciende los corazones empedernidos por medio de su prosa, una prosa por cierto inusual, perfumada con el hablar y el vivir de la gente humilde, sus quehaceres, las cosas pequeñas que significan mucho más de lo que valen, en fin, una prosa inventada para ella que es un referente de la labor de las mujeres en la sociedad latinoamericana, la labor de educar a sus hijos y de ser sus maestras de vida. Cómo maestra y directora de una escuela normalista Gabriela Mistral tuvo la tarea ardua de fomentar en los jóvenes el deseo de superación sin importar las condiciones sociales y económicas a las cuáles se enfrentaban, amó su trabajo de enseñadora, de enseñadora de los pueblos, está satisfacción la retrata en su poema “La maestra rural”:
“… ¡Oh, labriego, cuyo hijo de su labio aprendía
El himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
Del lucero cautivo que en sus carnes ardía:
¡Pasaste sin besar su corazón en flor!
Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste
su nombre a un comentario brutal o baladí?
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste
¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!”
De las frustraciones de la poetisa, también salieron las melodías que se escuchan en sus cantos creados para los niños, en su segundo poemario titulado “Ternura”, embriaga sus deseos por ser madre, la imposibilidad de serlo la lleva a desahogarse por medio de dulces rondas y poemas infantiles, por otro lado su tercer libro “Tala” tiene un tono fuerte y subjetivo, en él, se narra de manera implícita la complejidad de América, su historia llena de fallos y conquistas, sus lamentos y sus deseos. Su último libro es “Lagar” que alude al sitio donde se exprime la uva, en este libro hace una introspección de su vida que sugiere consumación y esencia, una síntesis de su vida y la muerte.
La sinopsis de su obra es la desdicha, la tinta de su pluma consolada en sus escritos tan sinceros cómo soñadores, que vibran convalecientes en cada letra de su rima, es por esto que puedo decir que fue su sentir lo que le valió para ser merecedora del premio Nobel de Literatura, ella lo decía en su poesía antes de recibirlo, era dichosa a costa de su sufrimiento:
Tengo la dicha fiel
Y la dicha perdida:
La una como rosa,
La otra como espina.
De lo que me robaron
No fui desposeída;
Tengo la dicha fiel
Y la dicha perdida,
Y estoy rica de púrpura
Y de melancolía.
Elaborado por
Denilson Peralta
Bibliografía
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Imagen]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: 22 de julio de 2022].
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